Aunque el inadvertido lector podría creer lo contrario, Maneras de parar el mundo fue escrito antes de que el mundo, contra todo pronóstico, efectivamente se parase, durante ese largo, extraño y, para muchos, doloroso año 2020, cuya resaca aún nos aqueja desde que nos atravesaron los espejos / y el vapor desdibujó el nombre que escribimos en la ventana.
¿Fue una epifanía la que hizo pensar a su autora que los seres humanos debíamos detenernos? No lo sé y, aunque la poesía está llena de esas magias, quizás ni siquiera importe, pues lo relevante es que las páginas de este libro nos invitan aquí y ahora, con iluminada sencillez, a viajar hasta nosotros y crecer hacia adentro, siempre atentos al cosmos y sus pequeñas revelaciones.
Así, las aguas de este diáfano y profundo poema-río (nos) llevan hacia el mar que es el vivir; en el que sólo es posible sumergirnos si, despojados de lo accesorio, descubrimos nuestra forma esencial, como aquí hace la voz de Melissa Sauma, un descubrimiento en la joven poesía latinoamericana, ganadora del premio Noveles Escritores en su país y capaz de decir que no hay antagonismo / entre salto y permanencia / así como el vacío no se opone a lo pleno. // El vacío es sólo la sustancia / de la que estamos hechos. // Quien teme al vacío / se teme / a sí mismo.
Gabriel Chávez Casazola