La libertad a través del cuerpo, de la expresión en el movimiento, en ese momento breve de suspensión del tiempo, en el aire; en la disolución de los pensamientos, en la levedad del giro, en el instante del salto, en la sensación de que mi cuerpo está hecho de viento y canta
libertad en las palabras, en la voz, en la manera de pensar y decir, en el deseo de llevar el lenguaje más allá del territorio explorado; de jugar con las palabras, de amasarlas como barro y volverlas también cuerpo, también aire
libertad en las emociones que fluyen sin prejuicio y sin recaudo, libertad de la carcajada que rompe la solemnidad de la noche, del llanto bajo la lluvia, de la ira que dice basta
libertad como independencia económico, libertad de fluir con mis ritmos y mis tiempos, de elegir mis actividades y rituales, mi forma de vestir; de ser auténtica y hacer lo que amo
libertad de amar todo lo que hago, todo por igual, la total horizontalidad de los afectos, la decisión de que mi entusiasmo sea innegociable: no depende de lo que haga o lo que pase, es un estado interno, elegido, estable
pensaba que la libertad era la ausencia de reglas y encontré una inmensa libertad en la estructura, en los límites, en la voluntad
pensaba que libertad era no tener jefes, ni agendas, ni horarios, hasta que, una y otra vez, todo eso desapareció y me encontré de frente con mis propios patrones emocionales, con ideas fijas, con creencias que vaya-uno-a-saber-dónde-y-cuándo adopté como propias; entonces comprendí que había vivido en la esclavitud durante mucho tiempo sin siquiera saberlo…
si libertad es poder elegir, ¿quién en mí elige cada elección?, me pregunté, quizás fuera alguna idea que me vendieron, quizás el deseo de alguien más, miedos antiguos, memorias de eras pasadas aún grabadas en la piel; quién mira a través de mis ojos, quién habla en mis palabras, qué impulso mueve mis pasos…darme cuenta de ello es ya una libertad tan grande!
libertad de reconocer que la plenitud no está en el logro, no es el premio, no está en el futuro, ni en el más allá; está aquí, ahora, disponible a cada instante
en el amor, cuando se expande y abarca toda la existencia
en la mirada impasible detrás de todas las miradas, en el silencio, anterior a toda música
libre, ya incluso, del anhelo de libertad.
* Ph. Raúl Terceros